Tuxtla Gutiérrez, 16 May (Notimex).- Mujeres indígenas tzeltales y tzotziles de la región Altos de Chiapas dieron un giro a la producción de textil, ya que cambiaron el bordado y la costura tradicional para producir ropa de marca y diversidad de tallas, que cada vez tiene más mercado.

La decisión de hacer innovación se debe a que los textiles de San Cristóbal de las Casas, San Juan Chamula, Tenejapa, San Juan Cancuc, Venustiano Carranza, Larráinzar, Chenalhó, Zinacantán, El Bosque y otros municipios, son abundantes, el mercado está saturado y los precios son muy bajos.

La presidenta de la asociación civil Género, Desarrollo y Ciudadanía, Marcela Laguna Morales, comentó que el aprendizaje ha sido lento, de mucha capacitación, de comprar máquinas de coser para sustituir las agujas, de aprender a tomar las medidas, de hacer los moldes, a usar tijeras y a cortar.

Las prendas, faldas desde infantiles hasta para adultos, cortas y largas, camisas para hombres y mujeres, prácticamente son las mismas, solo que hoy hay valor agregado, mejor precio y le han puesto marca “Taj Kotoltik” en tzeltal, que quiere decir “entre todas”.

A su vez, la habitante del municipio de El Bosque, María del Carmen Martínez Cruz, acotó que todo ello partió de un análisis de mercado, se dispersaron por las principales ciudades para constatar la presencia del textil de los Altos, precios y demanda.

Luego, agregó, se comenzó con la costura básica, para pasar de la costura a mano a la máquina.

Sin modificar el huipil tradicional, se hizo uno por tallas y en mezclilla; la diferencia es la talla, el uso de patrones, hoy se puede obtener cualquier diseño, con mangas y sin magnas, grandes, medianas y chicas, explicó en entrevista con Notimex.

“Mientras en el mercado casi todas las prendas son de manta, la nueva producción es en mezclilla, en cuyo tipo de tela resalta muy bien el bordado artesanal, cuando las mujeres comenzaron a tener sus propios patrones para aprender las tallas, dieron el salto al uso de las máquinas”, afirmó.

Mencionó que el grupo comenzó con 25 artesanas, cuyo centro de operaciones era San Cristóbal de las Casas.

“Muchas mujeres que eran empleadas en talleres de costura en el pasado, son ahora dueñas de su propio negocio, han cerrado el círculo, desde cortar, obtener los patrones, costurar, establecer marca y la comercialización”, abundó.

En este proceso, sostuvo María del Carmen, se ha tenido el acompañamiento del Instituto Nacional de las Mujeres, de la modelo profesional, Sofía Aquino, que guió en esa rama durante el inicio del proyecto.

Destacó que han hecho desfiles de modas, en los que la marca ha tenido importante promoción, y de un volumen de 100 prendas en la capital del estado, hubo una gran demanda.

Precisó que hacen varios tipos de blusas, el huipil en tres tallas, la blusa de Venustiano Carranza, mezclando el bordado colorido de Chamula.

Asimismo, dijo que ofertan dos tipos de falda, corta y larga, con vistoso bordado de Zinacantán, así como dos tipos de vestido con bordados de San Andrés Larráinzar, con variantes en la tonalidad de colores en los bordados.

Detalló que al principio iniciaron como un proyecto piloto, y si bien la producción ha sido lenta, lo ha sido sin dar marcha atrás y en este año la aumentarán y tendrán una nueva variante, con prendas en algodón, sin olvidar los bordados tradicionales, pero en diferentes tipos de tela.

Refirió que hay ya una importante aceptación, los precios son aún bajos, pero más rentable a diferencia de los textiles tradicionales, mientras éstos valen en el mercado desde 120 pesos, la nueva producción con innovaciones van desde los 380 pesos y hasta los dos mil pesos en los vestidos largos para dama.

Martínez Cruz subrayó que la marca “Taj Kotoltik” ha venido a dar un ingrediente más a los compradores, pues no regatean el precio, además, el tipo de tela en mezclilla o algodón es mejor por el calor que el telar tradicional por el doble del textil.

Se trata, puntualizó, de expandir el taller en las comunidades de estos municipios y en otros, donde las mujeres se han dado cuenta que pueden tener la capacidad de producir mejor y tener más ingresos que le permitan mejorar sus talleres, producción, mercado y precios.

A manera de ejemplo de lo que la circunstancia de mercado les obligaba a hacer, resaltó que una blusa de Venustiano Carranza que en el mercado tradicional debe costar de 300 o 400 pesos, la deben de vender mucho más barato, a razón de 120 y 150 pesos por la saturación y sobreoferta que existe.

Por ello, las mujeres organizadas con grandes innovaciones han satisfecho e innovado en el gusto de la población y lo mejor, es que ellas mismas, su inteligencia, su sabiduría las ha llevado a mostrar ropa de marca en las comunidades y municipios indígenas a un mayor precio.

El agregar marca, necesariamente las ha llevado a tener un estricto control de calidad, ya que el mercado es cada vez más exigente.

La emprendedora aclaró que no se olvida, no se abandona, ni se excluye la sabiduría ancestral, los bordados ancestrales de las mujeres, sólo que al dar valor agregado hay mejor mercado y precio justo.

La mezclilla es una ropa muy suave, ha tenido una gran aceptación, incluso en las mismas comunidades de donde son originarias las mujeres, sus mismas compañeras han querido aprender las nuevas técnicas, aún sin pertenecer a la organización.

Hoy, señaló, son más de 200 las mujeres organizadas que sin dejar de usar el bordado antiguo han mejorado su calidad, por ello, definieron la marca así: “Entre todas”, y eso es lo que quiere decir la marca, en las prendas, lo que se observa es una armonización de las etnias.

NTX/IFL/RMF/JCG/VGT/LCH

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