Tapachula, Chis., 1 Mar (ntmx).- Atraídos por el misterio que representan los cinco elementos plasmados en estelas, su construcción diseñada en armonía con el agua, la tierra, el aire, el fuego y un ser supremo, miles de personas visitan la Zona Arqueológica de Izapa.

A esta atracción turística situada en la frontera sur de México, llegan propios y extraños para tratar de interpretar el legado histórico de los Olmecas en torno a la creación y el fin del mundo.

Según las investigaciones del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Izapa está ubicada a unos 11 kilómetros de Tapachula y a escasos cuatro de la frontera con Guatemala, y fue el mayor centro regional del Soconusco durante los periodos Formativo Medio y Tardía, así como del Protoclásico, entre los años 1500 a.C. y 1200 d.C.

El núcleo del asentamiento, que coincide con la poligonal que delimita la zona, cubre 127 hectáreas y la ciudad se extiende a lo largo de una ligera pendiente en el margen oeste del río Izapa.

Hay una serie de amplias terrazas artificiales en las que fueron construidas 173 edificaciones, que comprenden desde basamentos piramidales hasta plataformas habitacionales y algunas estructuras más pequeñas.

Los edificios principales y espacios públicos fueron organizados con una traza exacta: Diez grandes plazas; cada una, entre cuatro grandes estructuras, se alinea sobre tres ejes paralelos, incluyendo a los volcanes Tacaná y Tajumulco.

Así, los habitantes de ese lugar planearon incorporar el ordenamiento urbano y la vida social con la geografía sagrada de la región.

Izapa es muy conocida por sus numerosos monumentos dedicados al culto religioso y la parafernalia -ritos cosas ostentosas que rodean ciertos actos o ceremonias- del poder.

Algunos de los cuales son exhibidos en el Museo Arqueológico del Soconusco, en Tapachula, pero otros lamentablemente han sido trasladados a otros lugares fuera de Chiapas, como el Museo Nacional de Antropología, en la ciudad de México.

Hasta el momento se han encontrado 280 de ellos y van desde complejos estela-altar, pedestales, columna, esferas, tronos, asientos circulares y petrograbados.

Un significativo conjunto de monumentos está dedicado al cuidado y manejo del agua, como brocales, gárgolas, pilas y fuentes.

Los motivos y formas de representación distintivos de ese conjunto escultórico en Chiapas han caracterizado el llamado "estilo Izapa", y son de gran valor para entender la naturaleza de las regiones mesoamericanas.

El auge de la ciudad terminó hacia el año 100 d. C., luego de que la población de Izapa sufrió una serie de catástrofes naturales, como la erupción volcánica registrada alrededor del año 50 d. C., aunque también hay vestigios de que hubieron guerras y conflictos.

Aún cuando cada una de las piezas que conforman a Izapa son considerados de suma importancia por su contenido religioso, hay dos estelas que llaman la atención de los investigadores, la primera de ellas, conocida como la Estela 4, representa una figura de un ser con gran poder, posiblemente Dios o el llamado Quinto Elemento.

Cerca de ahí, la Estela 5, llamada "El Arbol de la Vida: La Creación del Universo", se identifica una ceiba-lagarto con escenas que interactúan personajes reales y fantásticos.

Por su riqueza y composición, parece tratarse de un compendio cosmogónico primordial que pudiera explicar como fue creado todo, tal y como lo narra alguna parte de La Biblia. La Estela 5 ha sido el monumento más visitado en los últimos años.

Hasta ahí han llegado miles de turistas de Alemania, Holanda, Suiza, Polonia, Estados Unidos y muchos más, luego de que esa mística figura es incluida en el Libro del Mormón y venerada por algunos como lo fue para los católicos la Piedra de Moisés, o de los Diez Mandamientos.

En los últimos cinco años, Izapa ha sido centro de investigación de expertos de otros países, ya que han llegado a la conclusión de que en ese lugar ocurrirá algo extraordinario el 12 de diciembre del 2012, justo cuando termina el Calendario Maya, una de las maravillas del mundo.

Es tan exacto en términos de capacidad de contabilidad, que incluso pone en ridículo nuestro propio calendario. Para los Mayas, el tiempo era cíclico. Así, uno siempre vuelve y completa su ciclo.

Ellos tenían un importante ciclo que comenzó en 3113 A.C., y que va a terminar el 12 de diciembre de 2012 (12-12-12). En su tiempo, creyeron que para ese momento habría un repentino revés en el campo magnético de la tierra.

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