La sensibilidad que caracteriza la literatura chiapaneca se ha ganado un lugar dentro de las letras mexicanas. Poetas clásicos, jóvenes creadores van hilando con palabras el bordado de sus sentimientos. Abarcando la temática universal del amor, la muerte, el autoconocimiento, la descripción de los paisajes chiapanecos, el regocijo de la más pura observación y la siempre refrescante ironía.
Entre los incontables escritores resaltan dos poetas de palabras limpias y claras. Jaime Sabines y Rosario Castellanos, hijos de prominentes familias de Chiapas, pudieron hablar el lenguaje del pueblo y con ello, a todo el país.
El primero fue comerciante y diputado; la segunda fue maestra, diplomática, pedagoga, directora de teatro, del Instituto Nacional Indigenista y diplomática en Israel donde muere en 1974. Ambos escritores, de talla internacional, est{an sostenidos por una gran pirámide de cientos de escritores, historiadores (destacando la obra del profesor Eliseo Mellanes Castellanos), cronistas, antropólogos que han surgido en Chiapas a lo largo de 500 años.